Preservemos las delicias de nuestras plaza públicas

4 minutos

leer


Este es el ensayo semanal de mi newsletter, La fiambrera. Suscríbete aquí
Esta publicación fue parte de la fiambrerita del 25 de febrero de 2024.


“Yo le hecho mi plaza a cualquiera”, dijo una amiga sobre la Plaza Pública de (nuestro pueblo) Juana Díaz, cuando hablábamos en Navidad sobre su decoración. Y es que parece que es en esa temporada que las plazas cobran notoriedad, que se quieren visitar. ¿Hay que vestirlas de luces para que recobren su sitial como espacio importante para el ocio, la recreación y el comercio?

A diferencia de muchas plazas que ni vestidas de luces atraen gente, la de Juana Díaz es bastante concurrida. Conseguir estacionamiento por allí es un reto. Hemos tenido suerte de que la gente y los comerciantes sostengan ese espacio. “Me encanta esa plaza (la de Juana Díaz), me encanta sentarme allí y estar” –me dijo una comerciante de Ponce al venderme un jugo. Y a mí también me encanta mi plaza y me gustaría que todo el año fuese punto de encuentro y fiesta, no solo en Navidad. Aunque la administración municipal ha sido inepta en lograr que nuestra plaza no de miedo de noche, por lo menos la ha mantenido como espacio propio de comercio y recreación. Los árboles tienen buena presencia. Es un espacio que llama. Pasa igual con la plaza de Ponce. ¿Seguirá llamándonos a caminar por Las Delicias, si se hace la propuesta de remodelación? Por los comentarios de langente sobre ello, parece que no.

“Horror. La plaza de Cayey la convirtieron en una planicie ardiente. No tienen derecho a imponer la fealdad como política pública”. Comentó la escritora Martha Aponte Alsina bajo un post en Facebook sobre la noticia de la remodelación que se le quiere hacer a la Plaza Las Delicias de Ponce. Concuerdo con ella. Han sido varias las plazas que han sido cubiertas de lozas de marquesinas, cuyos árboles grandes han sido talados y se han sembrado plantas que ni sombra proveen. Si quieren hacer lo que está en las fotos, donde escasean los árboles y modifican la estética para que parezca plazoleta de una urbanización del presente y no la plaza de una ciudad fundada en el 1692, pues, parece que la fealdad es política pública. Los tiempos cambian y lo gustos también; sé que esa y otras plazas han sido remodeladas. ¿Pero es necesario empeorarlas?

Entiendo que no todas las plazas son concurridas todo el año y esto a veces se debe a cuestiones estructurales, pero se pueden lograr iniciativas que nos impulsen a ir dónde ellas. Como por ejemplo, simplemente manteniéndolas como espacios tropicales, cubiertos de árboles, de buenos asientos, que sean accesibles. La impermanencia es inherente a todo. En su tiempo las plazas fueron centros importantes de convergencia. Ya la carretera 14 no es más transitada que la autopista 52. En varias salidas de ella hay “plazas nuevas”: Plaza Juan Díaz, Plaza del Caribe… Y es la 14 la que interseca la plaza pública de nuestro municipio, la cual aún es cobijada por grandes árboles y persisten las tiendas a las que mami me llevaba para comprar las cosas de la escuela. Sí, todo es impermanente, pero lo que debe se permanente es nuestro afán por cuidar nuestras plazas y mantenerlas, por no permitir que se conviertan en espacios que, en vez de ser abrazados por árboles, sean abrasados por el sol y por ideas tontas de “modernidad”.

Yauco: Plaza Pública y Parque Antonio Lluberas

Muchas plazas de Puerto Rico han sido convertidas en espacios que no invitan a que uno los contemple para disfrutar tiempos de ocio. No son consideradas como lugares para el disfrute. Conozco utuadeños, aiboniteños y cayeyanos que lamentan sus actuales plazas. Otras han sido despobladas de sombra. Vaya a la Plaza de Yauco y luego camine una cuadra y pico al Parque Arturo Lluberas (que pudiera considerarse otra plaza) y note la diferencia. Que la de Juana Díaz ni me la toquen. Está bien hacer modificaciones para que sean más accesibles, establecer estructuras de comercios y sembrar sombra. Y claro que hay que mantener áreas de la plaza libres para acomodar mucha gente para eventos. Pero bendito, quitarles la sombra y modificarlas para que le hagan la competencia a un mall…

Esto de cambiar lo que funciona, de hacerlo “moderno”, parece ser reflejo de nuestra tendencia al detrimento de lo propio. Debemos preservar y mejorar estos espacios tan importantes de nuestros centros urbanos que merecen ser repoblados y revitalizados. Y que como muchos espacios de recreación, son vitales para nuestro bienestar. No le quietemos Las Delicias a la Plaza de Ponce.   

Crédito de fotos: Gobienro Municipal de Ponce (Plaza las Delicias); Diseño conceptual (ECo PSC); Periódico La Perla, 2024.

Noticia reciente en torno a las críticas al proyecto: https://www.periodicolaperla.com/actualidad/habra-cambios-en-el-rediseno-de-la-plaza-las-delicias/

Esta publicación es parte de La Fiambrera, un proyecto que enlaza mis amores por la investigación en sistemas agroalimentarios, la comida y cocina, al igual que la narrativa. Recibe una fiambrerita todos los domingos. ¿No recibes una fiambrerita semanal? Suscríbete aquí. Puedes acceder el archivo de las pasadas fiambreras aquí y acá puedes ver todas las pasadas columnas.

Deja un comentario