Documental explora las raíces de nuestra soberanía alimentaria

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Esta columna fue parte de la fiambrerita del 28 de enero de 2024.


Mucho se dice que no tenemos soberanía alimentaria—esa injerencia sobre las dinámicas de gobernanza en torno a nuestro sistema agroalimentario. Si bien es cierto que no hay una imagen completa de esa soberanía, sí hay atisbos de ella1. Y en el nuevo documental de Misael Martínez Melo, Raíces, vemos una diversidad de proyectos agrícolas y comunitarios que reflejan esos ejemplos de lo posible. Ejemplos que salvaguardan nuestra seguridad y soberanía alimentarias.

Vi el cortometraje en el Huerto Urbano del Callejón Trujillo en Ponce. Fue uno de los espacios en donde se grabó el documental que para mí enfatiza dos aspectos: (1) la importancia de lo relacional en la construcción de un sistema agroalimentario justo y sustentable y (2) la importancia de concientizar sobre nuestra capacidad productiva—se puede sembrar en una finca y en un techo, en el balcón, en la escuela y en ese parcho verde que hay entre las carreteras o en un espacio abandonado.

Misael Martínez Melo y Luis Enrique González Lozano

Muchas personas de distintos puntos de Puerto Rico han reclamado y rescatado espacios, siendo el Huerto Urbano del Callejón Trujillo un ejemplo de ello. Un lugar abandonado que ahora produce cuantiosas libras de frutas y vegetales. A unos minutos de él, en la Avenida las Américas de Ponce, hubo un huerto que cambió el paisaje de la avenida: gandules, calabazas y yerbas aromáticas, en vez de trinitarias y palmas tristes. Ya no existe, al igual que muchos espacios que no pudieron reestablecerse, luego del huracán María. No obstante, en Raíces vemos como esa conexión, precisamente con “nuestras raíces”, ha sido elemento motivador para lograr esos atisbos de soberanía alimentaria.

Luis Enrique González Lozano, uno de los gestores del huerto ponceño, un comentó en el documental cómo hacerse parte de estos espacios tiene la capacidad de “despertar esa chispa que llevamos dentro”. En un Puerto Rico donde se ignora la inseguridad alimentaria y donde agricultores y pescadores “batallan entre el clima y el gobierno”, se debe proteger y promover el acceso a espacios para cultivar y cosechar alimentos. El tema sobre el desprendimiento y la lejanía para con nuestro entorno es uno que resalta de las diversas entrevistas y comentarios que se presentan en el documental. Si algo han logrado esos distintos proyectos—unos pocos de muchos que existen actualmente—es facilitar espacios de conexión, además de fomentar que nos relacionemos mejor con la tierra y el mar, pues “en esas relaciones nos hacemos soberanos”.

Me hubiera gustado escuchar más sobre el rol de políticas públicas en los procesos de toma de decisiones en las fincas. Aunque el documental sí se enmarca en torno a nuestra condición política, no lo enlaza del todo en las conversaciones que presenta. De igual manera, no se cuestionan el rol de la nostalgia o de los discursos de “volver a la tierra” en las limitaciones de nuestro presente agroalimentario. Empero, ese no era el objetivo del documental, el cual (similar a los protagonistas que captura Martínez Melo con su cámara) genera un espacio que nos relaciona con esas raíces que indudablemente nos conectan con nuestro entorno. Y esa conexión es un elemento importante para que esos atisbos de soberanía alimentaria se multipliquen hasta lograr una imagen completa.

1. Teresa Mares lo llama “glimmers of food sovereignty” en su libro, Life on the Other Border Farmworkers and Food Justice in Vermont.

Accede aquí la página oficial de Raíces y su Facebook acá.


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