Tu fiambrerita semanal #95

6–9 minutos

leer

Sobre comprar café en el supermercado


columnas
desde la alacena
conversaciones
la mestura


Hoy finaliza la serie desde un supermercado cualquiera. La última entrega describe lo que pasó cuando me cobraron un café 100% puertorriqueño. En esta fiambrerita también te comparto la información sobre el panel que estaré moderando en El Colegio esta semana, “Hete aquí este paisaje digestivo”, durante la coferencia de la sección de Puerto Rico de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, abierta al público. La semana que viene se publica La Mestura de marzo para quienes aportan al pote de La Fiambrera. Gracias por tu lectura y por compartir tu fiambrerita semanal.


Historias en un supermercado cualquiera

Carrito de compras dibujado por Mario Juan Arete para La comida como cultura: Diálogos de sobremesa 2024

Cuarta (y última): “¡Loca, diecisiete pesos por un café!” Sí, pero los merece.

Fui un viernes por la mañana a comprar cafés del país para unas amistades que viven afuera. Es el regalo que más me gusta hacer. Si algo me hacía feliz en Vermont, era abrir una caja llena de cafés puertorriqueños y más si estos eran 100% de nuestras montañas.

El sector cafetalero va poco a poco llegando a niveles de producción similares a los de antes de María. “Aquí hay espacio para que caficultores tengan sus propias marcas y que más personas se integren a producir”, me decía una amiga caficultura. “Hay espacio pa’ to’ el mundo”. A través de ella y otras personas sé lo difícil que es tener una finca de café y de los retos para sostenerla. Por lo que, siempre que puedo, opto por comprar café que diga en su etiqueta que “está elaborado con café arábiga 100% de Puerto Rico”. Y si quiero hacer un regalo, ¿qué mejor que un buen café de aquí?

Siempre que tengo que viajar, me entra un optimismo extraño y una ansiedad también. Iba tarde para mi vuelo (como siempre). Fui apurado al supermercado que me quedaba de camino, saliendo de casa. Para mi sorpresa, había varias opciones de cafés de aquí. Claro, muchos eran de los que dicen nerviosamente “Hecho con café puro de Puerto Rico y café puro importado” en una esquinita del paquete, a veces en el doblez. Pero había como doce marcas de café 100% puertorriqueño. Opté por comprar uno de 16oz de Adjuntas con un nombre que me dio gracia. Al tomar la bolsa y darle un apretoncito, me abrazó el aroma. El nombre le pega muy bien. Ese era 100% café arábiga, cultivado bajo sombra—como debe ser—y uno que se cultiva, cosecha y procesa en un mismo lugar.

Seguía pegándome el paquete a la cara para disfrutarme el olor y entretenerme en la fila. Ese lugar, por lo menos, tiene personas trabajando y no me obligan a trabajarles, yo mismo cobrándome en una máquina vigilada. La cajera los escaneó. Luego de los bip, bip, salieron los $17 de cada uno y después el grito de ella. Tomó la bolsa, la alzó y mirando a quien presumo era la supervisora por el color de su camisa: “¡Loca, diecisiete pesos por un café, vete pal carajo!”. La mirada y el silencio de la supervisora, no evitaron que la cajera siguiera comentando su asombro.

Le quise decir que aquí hay algo de control de los precios del almud de café, lo que puede ayudar a que se pague un precio justo. También quería comentarle que producir aquí no es barato y que muchos cafés económicos, aún procesados aquí, son mezclados con cafés importados, muchos de baja calidad, altamente subsidiados, cultivados de modo industrial y quizás hasta procesados en condiciones paupérrimas y violentas para la gente que trabaja esos cafetales.

¿Por qué pensamos que el café debe ser barato? ¿Tenemos reacciones similares cuando gastamos eso o más en alcohol u otros productos? Cada quién gasta en lo que puede y en lo que quiere, sí. Más vivir aquí bajo estas condiciones precarias no es barato. Esa cantidad no es sostenible para un montón de gente. Yo también me compro y bebo café mezclado; tengo unos que me gustan (no, no son los producido por Coca-Cola). Pero, haciendo un cálculo turuleco como el economista que no soy, en una greca pa’ uno, bastan 18-20 gramos de café, o sea 0.6-1 onzas. Esa bolsa que compré da, en teoría, para 27 cafés, a $1.59 cada uno—obviando costos de agua, gas y luz. No sé, no parece tan malo.

No siempre se puede o se quiere comprar un café de aquí, pero si se puede hacer, ¿por qué no? No te bebes solo el café, sino todo lo que conllevó llevarlo a tu taza. A mí, en lo particular, me da más placer beberme un café de aquí. Y más si es cultivado y cosechado por gente que conozco, por gente que vive en un pueblo cerca de mí. A veces uno merece comprarse un café de $17.

La cajera me dio los dos paquetes de cafés y nos sonreímos al decirnos “buenas tardes”. Iba pensando en el avión sobre el costo de la comida, lo que está detrás de cada producto y d ellos precios. ¿Estuvo bien pagar $17 por un café? Ya allá afuera, le di los cafés a mis amistades, sus rostros de sorpresa y de felicidad, me contestaron de que sí.

¿Y tú, tienes historias de supermercados? La semana que viene te compartiré la última entrega de esta serie. Puedes leer la primera aquí, la segunda acá y la tercera aquí.


Aquí puedes acceder la entrega de hoy por sí sola 🤓 para que la compartas o comentes.


Para suscribirte, entra a cualquiera de las mesturitas y aprieta “suscríbete”. Puedes escoger la que más se ajuste a ti: un pago anual de $12 ($1 mensual), $24 ($2 mensual) o de $36 ($3 mensual). Si solo quieres hacer un solo pago, puedes suscribirte a la de acceso total por 30 días, por $2.50. Esta última opción estará disponible hasta mayo 2025.

La suscripción la puedes cancelar en cualquier momento.Escoge la cantidad y listo, ya tendrás una cuenta en la página. Si necesitas apoyo suscribiéndote, escríbeme.

¡Gracias a todas las personas que se han suscrito!


Sigue a La Fiambrera en Instagram y Facebook 🌱🐟 para que te enteres de eventos, talleres y festivales agroalimentarios 📸🍽️


investigando, creando y comiendo


🤓 Esta semana vuelvo a El Colegio, en la conferencia de La Sección de Puerto Rico de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA-PR). Allí estaré moderando el panel que coorganicé: “Hete aquí este paisaje digestivo”: Cuatro miradas para localizar la abundancia en el archipiélago puertorriqueño”. Me emociona que estaré conversando con estas tremendas colegas:

Angélica Valdés Valderrama estará analizando el proyecto Esencia “desde una perspectiva de salud pública, poniendo como norte el bienestar social”

Carol Ramos Gerena estará presentando los datos de su estudio que mira cómo el agro boricua “genera alternativas al modelo hegemónico mediante estrategias como ocupar tierras, demandar derechos territoriales, fortalecer redes sociales rurales y promover prácticas agrícolas sostenibles”.

Mónica B. Ocasio Vega “explora el discurso culinario de la canción “El arca de Mima” (2021) de le artiste independiente puertorriqueñe Mima y establece un diálogo con una tradición literaria más amplia que imagina a través y junto a la comida”.

Nayla Bezáres presentará los resultados de su análisis, en el cual se “cuantificó la disponibilidad de alimentos y métricas de autosuficiencia para Puerto Rico”.

En general, la conferencia girará en torno a los “Futuros Terrenales: Luchas y Reflexiones” en Puerto Rico. Date la vuelta si puedes. En una fiambrerita próxima, compartiré mis impresiones del panel y un resumen de lo que presentamos. Puedes acceder el programa completo aquí.

📰 El Nuevo Día reportó que se obligaron a cerrar contratos de arrendamientos de agencias federales en Puerto Rico, incluyendo varias de Servicios Agrícolas (Farm Service Agency, USDA FAS) y de Conservación de Suelos (Natural Resources Conservation Service, USDA NRCS) en varios pueblos de la montaña. Esto es preocupante, dado los retos que enfrenta el agro puertorriqueño en acceder servicios.

💡Quiero un cortador de vidrio pa’ picar botellas y hacer vasos y cositas.

📚 Christian Colón, ávido lector hatillano de literatura puertorriqueña, compartió que estará leyendo y reseñando mi libro de cuentos, Al otro lado. Síguelo para que veas cuando la publique.

La Perla, 2024

🖼️ Todavía puedes ir a ver la exposición Micropoderosos en Casa Pueblo en Adjuntas.



ACCEDE EL ARCHIVO DE LA FIAMBRERA AQUÍ

¿Conoces a alguien que le pueda interesar recibir una fiambrerita semanal? Compártesela; dale forward a este email 😊 ¡Gracias!

La Fiambrera
es un boletín semanal para pensar y
entender nuestros sistemas agroalimentarios



Copyright (c) 2025 Luis Alexis Rodríguez Cruz, PhD. Todos los derechos son reservados. All rights reserved.

Envíame tus comentarios, preguntas y sugerencias a:
unjuanadino@gmail.com
www.luisalexis.com/lafiambrera
Instagram y Facebook: @unafiambrerita



Deja un comentario

Recibe La Fiambrera, mi newsletter/boletín semanal para pensar y entender nuestros sistemas alimentarios:

Sigue leyendo