Esculpir barro y palabras para hacer una fiambrerita

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Esta publicación fue parte de la fiambrerita del 28 de abril 2024.


1.

Cada vez que me siento a escribir un ensayo para La Fiambrera recuerdo cuando me siento a esculpir barro. Llevo haciendo lo primero hace más de 15 años, lo segundo, pues desde agosto del 2022—aunque lo llevaba haciendo en mi cabeza desde hace más tiempo.

Hacer cerámica, trabajar con barro, como escribir, requiere dos actitudes que me son difíciles de conjurar: atención y paciencia. Se necesita atención para darle forma al barro, para sentir su temperatura y textura. Se necesita paciencia para retirarle la humedad sin secarlo a lo que semeja la forma que queremos que tenga, a que se seque para luego quemarlo y esperar a que no explote en el horno.

Igual con escribir y hacer cerámica, mi atención se desvía hacia pensamientos que no son útiles: eso no sirve, eso esté feo, eso no te gusta, ni le va a gustar a nadie… “Escribir es el acto de volver”, de darle atención a la página, a la idea, a la historia; de tener la paciencia de continuar volviendo a pesar de los pensamientos innecesarios que se multiplican con facilidad.

La artista y ceramista Ivonne Prats, en una clase, me dijo (y parafraseo) que el barro tiene memoria y que no me preocupe si algo me sale mal, pues se puede volver a darle forma, se puede arreglar. Algo así pasa con la escritura también.

2.

Esta semana La Fiambrera cumplió su primer año. Me ha reafirmado que manejo bien al acto de volver y que puedo atender pacientemente mi impulso y necesidad de escribir, de compartir lo que pienso y veo.

“Escribir es como picar piedras”, me dijo una vez la poeta Kattia Chico. No creo que lo haya dicho porque sea difícil, sino por lo tedioso y lo incómodo, quizás. No me imagino esculpiendo piedras al sol. Aunque sí me imagino la satisfacción de ver la escultura desde lo lejos, terminada. Debe ser similar a la que siento cuando termino un ensayo o un cuento. (Y haber terminado puede ser algo subjetivo).

3.

Admito que no me gusta escribir, aunque desde chiquito siempre he sentido el impulso—hasta la obligación de hacerlo. Fue en la escuela superior cuando supe que la escritura era el medio idóneo para describir lo que imaginaba o pensaba. La pintura no se me da, tampoco escribir música o hacer otro tipo de arte plástica. A mi mente se le hace difícil plasmar en tres dimensiones lo que ve.

No me gusta escribir, pero me encanta haber escrito y lograr pintar imágenes que vi o imagino en otras mentes, a través de las palabras. Y es la narrativa mi mejor vehículo para llevar un mensaje o compartir una idea. No me gusta escribir, pero es lo más que quiero hacer. Lo que “desde siempre” he querido hacer. La Fiambrera me ha permitido ser escritor.

4.

En la última fiambrerita del 2023 escribí: “La Fiambrera es algo que yo quiero leer, un espacio que recopile y cuente lo que está pasando con nuestra agricultura y pesca, donde se visibilicen ejemplos de lo posible. Que nos sirva de repositorio, de alacena de recursos e ideas”.

Reafirmo eso. Aunque a veces se me hace difícil escribir de temas que se alejan un poco de esa “esencia” de La Fiambrera. Pero, en realidad todo se conecta. En fin, mi trabajo esta enlazado a nuestro sistema agroalimentario; la gente que cosecha y pesca, la comida que cocinan en la fonda de aquí al lado, las leyes que se proponen siempre están presentes en mí. Es la comida, bueno, mi relación con la comida y sus fuentes, la lupa con la que observo asuntos pegaditos a mi corazón.

5.

La semana pasada, cuando compartí el menú de lo que trae cada fiambrerita, escribí: “En cada fiambrerita comparto un ensayo o columna, una crónica o un artículo, sobre las dimensiones sociales de la agricultura y la pesca, enlazando temas ambientales, culturales y de política pública, desde mi óptica como científico y escritor”. Reafirmo ambas aseveraciones.

“Como científico y escritor”. Uno debe nombrarse. Y me costó mucho tiempo hacerlo. Cuando comencé La Fiambrera no pensé que se convertiría en el producto que me ha reafirmado como escritor que también es científico. No siento vergüenza, sino bastante orgullo por este espacio que ha logrado lo segundo que más quiero como escritor: que me lean.

Este año estaré trabajando nuevas ideas, incorporando otras perspectivas, en La Fiambrera, la cual reafirmo como un proyecto. ¿Qué será de La Fiambrera el 23 de abril de 2025? “El futuro no existe y rara la vez llega”, escribió Luis Rafael Sánchez, “aunque a veces llega y cuando lo hace, lo hace [vestido] de presente”.

Gracias por leer y por apoyar este proyecto. Y te comparto que algo nuevo y chévere viene por ahí 👀

Esta publicación es parte de La Fiambrera, un proyecto que enlaza mis amores por la investigación en sistemas agroalimentarios, la comida y cocina, al igual que la narrativa. Recibe una fiambrerita todos los domingos. ¿No recibes una fiambrerita semanal? Suscríbete aquí. Puedes acceder el archivo de las pasadas fiambreras aquí y acá puedes ver todas las pasadas columnas.

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