Para no sufrir (tanto) en la escuela graduada: Parte 3


Click here to read the English version. Click here to read Part One and here to read Part Two.


Todo tiene su final, nada dura para siempre. Tenemos que recordar que no existe eternidad…  Fallé en no incluir esa canción de Héctor Lavoe y Willie Colón en mi presentación (o defensa) virtual de la tesis. ¡Qué nervioso estaba ese día! Incluso, se me olvidó grabarme―así que, mi vida, eso fue casi un evento exclusivo. Lo bonito fue que presenté desde mi cuarto en nuestra casa en Juana Díaz; en el sitio donde he vivido por más de 20 años. Lo no tan bonito fue que lo hice unas semanas después del fallecimiento de Güela, quien estaba pompeá1 por mi graduación. Ha habido muchos otros momentos no bonitos desde que empecé ese casi-limbo llamado “escuela graduada”. Muchos de ellos, los he navegado de una manera que ha reducido sentimientos hirientes. Otros no, pero tales experiencias me han brindado herramientas para manejarlos de una manera adecuada cuando se repiten. En las partes uno y dos de esta trilogía trililí2 de ensayos, he escrito sobre esas herramientas y otras estrategias que me han ayudado a atravesar la escuela graduada—“atravesar” es el mejor verbo para describirlo, definitivamente. Esta última entrega compila lo otras perspectivas que, mirando al pasado, entiendo me han ayudado a completar mi meta: terminar el PhD y volver a Puerto Rico.

Terminando la presentación con la dedicatoria.

Reafirmo todo lo que he escrito en esas dos piezas. Cada herramienta o recomendaciones que he compartido siguen conmigo. Sin embargo, algo que quiero recalcar es, pues esto, la importancia de escribir sobre nuestras experiencias. Estos ensayos me han permitido clarificar y reflexionar sobre lo que me ayuda y lo que no. Me han servido para conectar con gente chula, para tener conversaciones que han expandido mi entendimiento sobre otras experiencias y sucesos, al igual que para concientizarme sobre hechos que muchas veces ignoro debido a mis privilegios. Tener esta página ha sido una excelente plataforma para compartirlos, al igual que otros trabajos.

Cierto, no todas las personas podemos hablar libremente de nuestras experiencias. Pero, si lo podemos hacer, debemos hacerlo, pues así generamos visibilidad sobre muchas dinámicas que le son enajenadas a otras personas y que quizás puedan dejarle saber a otras que no están solas. A la misma vez, nos ayudamos. Más allá de escribir, podemos hablar con amistades o terapistas, con nuestras deidades (si tenemos) y con una libreta. No todo se tiene que publicar. Y puede que ello genere un cambio que nos sea de beneficio, al igual que a otras personas. Por ejemplo, mi cohorte y yo denunciamos muchas dinámicas inapropiadas de nuestro programa y generamos cambios que han beneficiado al estudiantado nuevo. Además, hacerlo ayuda a forjar una autoconfianza que, aun sintiendo miedo o vergüenza, nos ayuda a no quedarnos con la boca cerrada cuando presenciamos actos indebidos.

Al cabo de mi examen de tesis, tuve un intercambio incómodo con alguien de mi comité. Mi Yo del primer año se hubiera quebrantado por eso o quizás maltratado a sí mismo. Sin embargo, eso no pasó. Sostuve mi postura, defendí mi trabajo y tan-tan, ese cuento se ha acabado. Debemos establecer límites y también apalabrar nuestras posturas. La autoconfianza no solo se construye a base de experiencias, solidaridad y amor. También se hace sabiendo el porqué se hace algo. Yo sé los porqués de mi tesis, de tirarme la maroma de un doctorado y de los trabajos que hago: generar conocimiento, entendimiento y visibilidad a temas sociopolíticos y ecológicos relacionados a nuestros sistemas agroalimentarios. Saber contestar el por qué me ha servido para clarificar qué cosas quiero hacer o qué rutas trazar. Saberlo me ayudó a no enredarme en una discusión por email o a prolongar el proceso de culminar el grado. Si algo debí haber hecho desde el principio en ese doctorado fue decirle a la gente que le bajara diez3 (o cuarenta). NO aceptar verdades que siempre he sabido—como querer permanecer en Puerto Rico o simplemente No querer hacer algo que es opcional—ha sido causa de muchos malestares. Muchas personas no cuentan con los espacios para hacer eso libremente. Forjar relaciones nuevas de mentoría, ir a terapia y participar de experiencias fuera de la uni, fueron de las muchas cosas que me ayudaron a llegar hasta aquí. No se le puede estar aguantando mierdas a la gente.

Si algo la escuela graduada me ayudó a reforzar, fue la importancia de cultivar y proteger mis relaciones afectivas genuinas. Que más allá de vínculos transaccionales, se basan en amor y solidaridad mutua. En ocasiones, por cuidar de un puesto o reputación, desdeñamos lo importante: cuidarnos. Si pudiera volver al pasado, no cambiaría mi decisión de estudiar en Vermont. Me encantó mi programa y logré cumplir más allá de las metas que me propuse. Sí cambiaría los momentos en los que vi algo indebido y me quedé callado, los momentos en los que se me faltó el respeto y no me defendí, cambiaría la manera en la que hice mi investigación y muchas otras cosas más. Pero el pasado no vuelve. Lo que me queda es no confrontar ese tipo de situaciones igual que antes. Ahora en mi transición hacia un trabajo no académico, puedo decir que me encuentro en un momento en el que me siento bien cerquita de mí y mejor preparado emocionalmente. El ensayo dos lo terminé escribiendo: “Ahora estoy en Puerto Rico, dónde planifico completar mi disertación y mi último año del PhD”. Y este lo quiero terminar diciendo: “Sigo en Puerto Rico y que completé el PhD”. Continuemos contando nuestras historias, facilitando espacios para que diversas personas puedan acceder a oportunidades, a recursos y a contar sus propias experiencias. Aprendamos en solidaridad y cariño.

Fotos de las extremas izquierda y derecha en casa de Güela, luego de culminar el examen en octubre 2021. La del centro con mami y mi asesora, Meredith T. Niles, en abril 2022.

Cositas puntuales:

  • Haz un esfuerzo por crear comunidad y vínculos afectivos: Somos seres sociales y espirituales. En soledad no se logran muchas cosas. Y cuando estamos en sitios ajenos, es bello poder lograr amistades.
  • Abre tu propia página: Nunca le va a decir que NO a tus publicaciones. Es una buena plataforma para darte a conocer y conectar con otras personas. Muchas son gratis. Si tienes dinerito extra, saca un domain con tu nombre.
  • Haz un internado: Identifica en qué sitios te gustaría trabajar o qué trabajos hacer. Busca lugares dónde se haga eso y tírate de pecho. Si no hay posición paga, intenta hacer voluntariado por un tiempito si puedes. También te ayudará a saber si te gusta o no. NO es lo mismo decir que te gusta el bizcocho de chocolate a decir que te gusta hacer bizcochos.
  • Intenta conseguir fondos externos: Cualquier cosa que te evite ser TA o RA te hará más feliz (a menos que esa pendejá te guste).
  • Ve a terapia, haz ejercicios e intenta sacar tiempo para hacer nada: La higiene emocional es un conjunto de prácticas y actitudes que nos provee herramientas para navegar situaciones y emociones difíciles.

Para leer otras, chequéate las partes Uno y Dos de esta trilogía trililí de ensayos para no sufrir (tanto) en la escuela graduada.


[1] Una combinación de estar muy emocionada y feliz.

[2] De mala calidad.

[3] Se refiere a decirle a una persona que se calma o reduzca su actitud impropia.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: