Parece que a las iguanas verdes no le gusta pasar trabajo para comer en una finca en Puerto Rico

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Esta publicación fue parte de la fiambrerita del 3 de agosto de 2025.


Era casi la hora del almuerzo y de pronto me sentí esmayao. Caminé hacia la cocina y allí la veo, mirándome fijo con sus ojitos rodeados de un verde vivo y escamoso. “¿Cómo se metió esa iguana juvenil en la casa?” Es verano y es cuando nacen. Por ahí dicen que hay que matarlas, pero yo no puedo hacer eso. Fue un trajín sacarla de la casa. ¡Qué rápido se movía! Cuando pude moverla al balcón, corrió y chocó con un tiesto. Quedó aturdida. Y yo por dentro sufriendo porque me sentí culpable. Le llevé tomates picados y lechuga kale que tenía pa’ mi ensaladita. Al ratito se compuso y se fue.

Le compré esas hortalizas a una amiga agricultora agroecológica de Ponce. Una que me ha contado en varias ocasiones cómo las iguanas verdes le han perjudicado sus cosechas. Ella no es la única, son muchas las personas del sector agrícola que han sido afectadas por esta especie introducida en Puerto Rico en los sesenta, a través del tráfico de mascotas. Hoy se estima que hay alrededor de diez millones en nuestras islas, mayormente en el sur y oeste de la isla grande. No le voy a contar a mi amiga agricultora que su kale y tomate fueron el almuerzo de una iguanita, pero sí le voy a comentar de un nuevo estudio hecho en Puerto Rico, publicado en la prestigiosa revista científica NeoBiota. Este encontró que cercar los predios agrícolas con una malla de pesca reduce significativamente el daño que causan estos reptiles.

Iguana verde comiendo cultivos en el área de estudio. La foto es cortesía de Christina De Jesús Villanueva.

Manejar vertebrados en la finca puede ser complicado, pero este estudio evalúa un mecanismo costo efectivo

“Esa malla, la marca, las dimensiones de la apertura, fue recomendada por una agricultora que la usa en su finca”, me comentó Christina De Jesús Villanueva, bióloga de conservación, quien lideró el novel experimento en Gurabo y en Juana Díaz, en las estaciones experimentales de la Universidad de Puerto Rico. “Esta investigación estuvo 100% encaminada por otro estudio que hicimos [para entender las experiencias del sector agrícola con iguanas en sus fincas]”. Los resultados de ese estudio previo arrojaron que 30 cultivos de Puerto Rico son susceptibles al hambre de las iguanas. También encontraron que la caza, la eliminación de huevos, el uso de perros para espantarlas y la modificación de prácticas agrícolas, entre otras estrategias, se utilizan para manejar estos reptiles, categorizados como especie invasora en Puerto Rico.

El Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) desarrolló un plan para el control de la iguana verde y existen otros planes de manejos exitosos como el que lidera Para La Naturaleza, pero no hay un esfuerzo gubernamental o nacional para reducir o controlar la población. Tampoco hay incentivos significativos por los departamentos de agricultura local y federal para apoyar al sector agrícola. “A través de los años fui aprendiendo cómo con otras especies que son [categorizadas como] plagas para la agricultura, a veces se les provee ayuda a los agricultores”, me decía De Jesús Villanueva. “Ya sea a través de subsidios, de materiales o planes de manejo o lo que fuera para plagas que estén declaradas [como tal] y que se demuestre que están causando una reducción en el rendimiento de los cultivos”, comentó la también científica del Grupo de Especialistas de Iguanas de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza. “Conocí a mucha gente, entre ellos agricultores y agricultoras, que tenían problemas con la iguana verde y la queja de siempre era que ‘nadie está haciendo nada con la iguana verde, que nos está comiendo los cultivos’”. Y eso la motivó a llevar a cabo el estudio

La inversión en las mallas para manejar las iguanas en fincas demuestra ser rentable

Christina De Jesús Villanueva en el área de estudio. Foto cortesía de ella.

Diseñaron un experimento con varios predios intercalados de lechuga y pepinos en Gurabo y Juana Díaz, sumando 0.25 cuerdas en cada lugar. Algunos estaban expuestos (grupo control), otros estaban cercados con la malla de 5.6 pies de altura y algo enterrada, como recomendó la agricultora, y la otra estrategia empleada en algunos predios fue el aceite de Neem orgánico (grupo experimental), el cual está recomendado en el plan del DRNA. Se documentaron 289 iguanas en seis días en Juana Díaz y once en cinco días en Gurabo, por lo que utilizaron los datos de Juana Díaz para el análisis estadístico. Solo se concentraron en los datos de cultivos de pepinos afectados; “me sorprendió que no se comieran la lechuga”, comentó la investigadora, quien también enfatizó sobre cómo las iguanas pudieran tener preferencias por unos cultivos sobre otros cuando varios están presentes.

Las “gallinas de palo” en Juana Díaz afectaron el 11% de los predios cultivados. El predio al descubierto tuvo 4% de daño, mientras en el que usaron Neem hubo 6% y el que estaba cercado presentó 2%. En cuanto al rendimiento del cultivo, fue 50% mayor en el predio cercado, comparándolo con el que se usó Neem y 67% mayor que en el que estaba expuesto

La gráfica de la esquina izquierda presenta el número de hojas de los cultivos. La del medio es sobre el número de plantas que murieron y la tercera es el rendimiento o cantidad de pepinos cosechados. (De Jesús Villanueva et al., 2024)

¿Cómo se vería esto en una finca susceptible a iguanas que produzca pepinos en un área similar? Pues, sin utilizar la malla, generaría $4,419 por la venta del producto; mientras, utilizando la malla, generaría $13,442. “Lo más que me sorprendió fue que tres veces más el rendimiento [en el que estaba cercado]. Eso es un montón. Siempre supimos [que íbamos a ver mucho impacto por las iguanas], basado en las reacciones fuertes de los agricultores. Perder toda tu área de cultivo días después de haber hecho tu siembra, eso es devastador”, me comentó aquella tarde que nos reunimos para hablar del estudio. Los resultados prácticos del experimento que llevaron a cabo sugieren que utilizar barreras físicas puede ser beneficioso y rentable para el sector agrícola. “De acuerdo al artículo, nosotros tenemos la hipótesis de que mientras más pequeña es tu área de cultivo, más vale la pena invertir”, dijo.

Eso debido a lo que se conoce en ecología como el efecto del borde o edge effect: en un bosque (ecosistema) o en una finca (agroecosistema) lo que esté más hacia fuera, en el borde, estará más susceptible a impactos, ya sean por viento o por animales, por ejemplo. “Así que, si tú eres una persona con una finca pequeña, el edge effect va a ser proporcionalmente más grande. Que en ese caso te conviene aún más invertir, si tienes la posibilidad. Porque una persona con un área de cultivo mucho más grande, pues quizás las iguanas le lleguen a una cuarta parte de todo el cultivo; que para mí perder el 25% de tu cosecha, es un montón. Pero quizás tú puedes aguantar ese impacto, mientras que una persona que tiene seis cuerdas que pierda el 25% del cultivo [proporcionalmente verá mayor pérdida]”.

De Jesús Villanueva y el equipo cosechando. Foto cortesía de ella.

Este estudio abre caminos para continuar explorando maneras efectivas, sensibles y justas de manejo que apoyen al sector agrícola

Cabe destacar que el estudio se realizó en lugares donde hay mucho movimiento de personas. Además, no incluyeron cultivos que se producen en mayor cantidad en Puerto Rico o que en el estudio previo fueron de los más comunes en ser devorados por iguanas, como la calabaza. De Jesús Villanueva está consciente de ello, por lo que piensa que los resultados pueden ser conservadores. Sin embargo, eso presume que los beneficios calculados pueden ser mayores, pues en muchas fincas no hay tanta presencia humana durante el día. Antes de irme conversamos sobre la necesidad de replicar el estudio en fincas de producción comercial y con otros productos. También hablamos de los materiales educativos que van a producir para compartir con el sector agrícola y de cómo se pudiera incentivar o subsidiar esa práctica en Puerto Rico.

“El estudio está pensado para proveer información de manejo [en base al experimento que hicimos con] tres prácticas agrícolas existentes. Que si las personas tienen problemas con la iguana verde, pueden considerar implementarlas. Una barrera física puede ser que sea tu mejor opción; más allá de cazar que es bien intensivo de tiempo, más allá de utilizar químicos, ya sean naturales como el Neem”, me dijo antes de recalcar que hay que considerar enterrar el cercado y evitar que haya ramas de árboles o estructuras encima del predio. “Son muy buenas excavando y tirándose”, comentó entre risas.

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Christina De Jesús Villanueva con una iguana verde en el predio agrícola. La foto es cortesía de ella.

Esta publicación es parte de La Fiambrera, un proyecto que enlaza mis amores por la investigación en sistemas agroalimentarios, la comida y cocina, al igual que la narrativa. Recibe una fiambrerita todos los domingos. ¿No recibes una fiambrerita semanal? Suscríbete aquí. Puedes acceder el archivo de las pasadas fiambreras aquí y acá puedes ver todas las pasadas columnas.

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