La planificación y la mitigación son claves para reducir los riesgos a deslizamientos

3–4 minutos

leer


Esta es la columna semanal del newsletter La fiambrera. Suscríbete aquí
Esta columna fue parte de la fiambrerita del 22 de octubre de 2023.


“Antes de María sí había derrumbes, pero nunca uno sentía esa sensación de inseguridad de que, pues ya sabes, ahora es que llueve y uno ya está casi llorando (…), porque todo el tiempo puede haber derrumbe”.

Eso dijo una de las personas en uno de los grupos focales que llevamos a cabo en Utuado. Ese comentario hace eco de lo que también recogió un reciente reportaje de El Nuevo Día, en donde entrevistan residentes de ese municipio sobre el impacto de los deslizamientos de tierra. Yo también fui entrevistado y hablé de los hallazgos de nuestro estudio, en el cual Jocelyn West, Stephen Hughes y yo investigamos las dimensiones sociales de los riesgos e impactos de deslizamientos. La cita que abre este párrafo refleja un hallazgo principal: los deslizamientos—pasados, actuales y los que son posibles—son un estresor constante.

Sus impactos agravan problemas existentes de salud pública, interrumpiendo carreteras, dañando infraestructura, bloqueando entradas a fincas, entre otros. Aquí comparto y resumo otros hallazgos de nuestro estudio y algunas de sus implicaciones para expandir lo que dije en la entrevista:

El Nuevo Día, 15 de octubre de 2023

Un tercio de la población de Puerto Rico, más de un millón, viven en zonas de alta a extrema susceptibilidad a deslizamientos. El mapa que desarrollamos destaca la distribución de la población sobre las distintas zonas de susceptibilidad. Esa herramienta puede servirles a agencias de manejo de emergencias, a comunidades, entre otras personas, en el proceso de planificación. Algo que se repitió constantemente en las conversaciones y entrevistas a residentes y especialistas en deslizamientos sobre ese tema fue, precisamente, la falta de planificación y mitigación. Recordemos que los deslizamientos se pueden prevenir y que se puede reducir el impacto que puedan causar. El gobierno debe hacer un mejor trabajo en atender ese asunto junto a distintos sectores. La negligencia puede repercutir en impactos más significativos, puesto a que se van acumulando.

 ● Las personas que viven en zonas de alta a extrema susceptibilidad están rezagadas en cuanto al acceso a servicios médicos. Un impacto importante de los deslizamientos es la obstaculización del rodaje. En las entrevistas y grupos focales, la gente era bien precisa cuando mencionaba calles y sectores donde los deslizamientos eran comunes. Nos contaron diversas experiencias sobre cómo eso impidió que personas de su comunidad recibieron servicios necesarios para su salud. Es importante atender a estas comunidades desprovistas de servicios de salud y trabajar alternativas con ellas. Por ejemplo, muchas ya han identificado necesidades y en algunas se han organizado grupos que facilitan servicios médicos. Se les pudieran facilitar recursos para fortificar y expandir esos servicios.

● Por último, muchas personas en estas zonas de alta a extrema susceptibilidad a deslizamientos trabajan o dependen de la agricultura. Aquellas que trabajan la tierra ven un grado alto de exposición, pues esa dependencia de los recursos naturales y el trabajo agrícola traen consigo riesgos ocupacionales. Mucho del terreno de la cordillera es altamente erosionable. Existen prácticas y diversos programas que ayudan a la planificación agrícola para reducir la erosión y mitigar impactos. Sin embargo, personas en la agricultura de estas zonas enfrentan retos en accederlos, como en su capacidad financiera y administrativa.

Conocer sobre nuestro entorno, sobre los impactos a los cuales podemos ser susceptibles y cómo diferentes elementos sociales, ambientales y políticos nos hacen vulnerables a tales impactos, es importante para una planificación efectiva. Se le debe dar mayor atención a la mitigación de deslizamientos. Existen información y recursos que pueden ser útiles para lograr una planificación efectiva.


Esta columna es parte de La Fiambrera, un proyecto que enlaza mis amores por la investigación en sistemas agroalimentarios, la comida y cocina, al igual que la narrativa. Recibe una fiambrerita todos los domingos. ¿No recibes una fiambrerita semanal? Suscríbete aquí. Puedes acceder el archivo de las pasadas fiambreras aquí y acá puedes ver todas las pasadas columnas.

Deja un comentario